Después de batir el récord de velocidad y tiempos, previo al desayuno con doña Vicky ahí en las afueras de la Normal, esos taquitos que fueron el banquete de inicio de esta travesía. Somos parte de la lluvia al entrar al orbe, después de tres horas de canciones y el velocímetro en variadas ocasiones a 180 km/h. La calzada de Tlalpan llena de pozas como en los tiempos aztecas en lo que circundaban en chinampas y pequeñas canoas que ahora tienen marcas europeas y alemanas (mucho vocho, de nostalgia). Y como lo del agua al agua: El poeta Yamir tenía ganas de orinar y el tráfico a vuelta de rueda. Bien lo dijo antes, había que usar pañales para no interrumpirse por orinar.
Y le apodarán el bombero, pues no pudo controlar la manguera y se orinó la cara, el tablero de la camioneta y el asiento copiloto.
Después de comer pellejos en un buen restaurante, donde seguramente comen los perros de los políticos, nos empezamos a preparar para triunfar, en el mismísimo centro histórico de la ciudad más grande del mundo. Hicimos la Poesía. Fíly cantó en protesta del aborto y de los días que traerán más muerte, esos infinitos días en que la nostalgia por no verle hace la nostalgia de la ausencia previa a la "necesidad" de tomar muchas cervezas para poder olvidarse hasta de sí mismo.
Hay talento en Veracruz, hay poesía por doquier, las mujeres poetas son la otredad, la soldadera del poeta, la que también se va la vida en ello. Compartimos con mujeres poetas que llevan su canto a todas las partes de Latinoamérica, EU, Asia. Y seguimos emprendiendo el viaje a la amistad y a la poesía.
Y seguiremos cantando por ahí, porque “ay ay ay”, que borracho vine.
Saludos a Pedro Infante y a Valentín. Ahí donde siempre están.
Yamir Castilla Castañeda.
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