El creador de Chilanga Banda, ejemplo de éxito sin comercialización barata
Jorge Vázquez, Xalapa, Ver.- Jaime López, excelente conversador, cronista urbano ejemplar y poeta de singular inspiración, ha dejado constancia de una capacidad observadora que analiza y hace pasar por el cedazo de su creatividad todo detalle de cuanto le rodea.
Tamaulipeco de origen y chilango de formación, sus aportaciones al folclor chilango son parte ahora de la música representativa de la Gran Ciudad y sus temas se erigen como los "grandes clásicos" en la vena popular rockera: Chilanga banda, Ella empacó su bistec, Vete derecho al infierno, La primera calle de la Soledad, Sácalo y muchas más.
Pero lo que más nos interesa en este momento es que Jaime López amenaza con hacerse presente en La Tasca de Chava Suárez este fin de semana. Y lo hace después de lograr un sonoro acierto con la presentación de su reciente registro fonográfico, intitulado Por los arrabales.
El mismo Jaime se encarga de desmenuzar los estilos de su nuevo disco: "Es sonido puramente arrabalero; una mezcla de norteño, polka, country, rock y cumbia. Es lo que suena en las fiestas de los pueblos y hasta de las colonias...".
Aquí, López apuntó hacia lo más macuarro en gustos musicales. Sin embargo, esto le funciona admirablemente para registrar diversas circunstancias en torno de la vida cotidiana. No se va hacia lo ajeno o importado; más bien, busca en el concepto más "charro" aquello que hace que todos se sientan bien en los festejos de arrabal y en los jolgorios pueblerinos.
Ya nos hablará Jaime de lo íntimo que quiso registrar en los 13 temas que componen su disco. Porque ha tenido buen cuidado de hacer saber que se trata de experiencias personales, y muchas de ellas relacionadas con las mujeres que han significado algo importante en su vida. "No es autobiografía; es más bien ficción y sexo fricción", aclara.
Antes, López había registrado en 2007 logros como No más héroes, por favor, Hotel garage y Arando al aire.
Tamaulipeco de origen y chilango de formación, sus aportaciones al folclor chilango son parte ahora de la música representativa de la Gran Ciudad y sus temas se erigen como los "grandes clásicos" en la vena popular rockera: Chilanga banda, Ella empacó su bistec, Vete derecho al infierno, La primera calle de la Soledad, Sácalo y muchas más.
Pero lo que más nos interesa en este momento es que Jaime López amenaza con hacerse presente en La Tasca de Chava Suárez este fin de semana. Y lo hace después de lograr un sonoro acierto con la presentación de su reciente registro fonográfico, intitulado Por los arrabales.
El mismo Jaime se encarga de desmenuzar los estilos de su nuevo disco: "Es sonido puramente arrabalero; una mezcla de norteño, polka, country, rock y cumbia. Es lo que suena en las fiestas de los pueblos y hasta de las colonias...".
Aquí, López apuntó hacia lo más macuarro en gustos musicales. Sin embargo, esto le funciona admirablemente para registrar diversas circunstancias en torno de la vida cotidiana. No se va hacia lo ajeno o importado; más bien, busca en el concepto más "charro" aquello que hace que todos se sientan bien en los festejos de arrabal y en los jolgorios pueblerinos.
Ya nos hablará Jaime de lo íntimo que quiso registrar en los 13 temas que componen su disco. Porque ha tenido buen cuidado de hacer saber que se trata de experiencias personales, y muchas de ellas relacionadas con las mujeres que han significado algo importante en su vida. "No es autobiografía; es más bien ficción y sexo fricción", aclara.
Antes, López había registrado en 2007 logros como No más héroes, por favor, Hotel garage y Arando al aire.
UNA TRAYECTORIA ROCKERA
Nacido en enero de 1954 en la abigarrada Matamoros, Tamaulipas, vivió en Ciudad Juárez, Nogales (Sonora), y por algunos años en Veracruz (Cerro Azul, San Andrés y el puerto), en donde, por cierto, descubrió que lo suyo era la composición e interpretación.
Ya instalado en la ciudad de México, inició estudios en la Facultad de Humanidades de la UNAM (que dejó inconclusos). Ha incursionado en el periodismo, la actuación y como escritor "hasta con trabajo", según ha explicado.
La discografía de Jaime es amplísima. En ella se contienen creaciones que datan de 1980 y los logros más importantes son Roberto y Jaime, sesiones con Emilia (1980); El general Constante (1980); Bonzo (1982); Cenzontle (1983); La primera calle de la Soledad (1985), Blue Demon blues (1985); ¿Qué onda, ese? (1987); Jaime López (1989); Desenchufado (1998); Nordaka (1999); Jaime López y su Hotel Garage (2006); Arando el aire (2007) y Por los arrabales (2008).
También ha registrado colaboraciones con José Elorza para Ciudad de ciegos (1991); con José Manuel Aguilera para Odio Funky; tomas de buró (1994); Los Animales (1995) con Cecilia Toussaint y Oscar Chávez; con Maru Enríquez para Y mi voz que madura (2002) y Gran quinqué (2003), y No más héroes, por favor (2006) con José Manuel Aguilera
Su bibliografía incluye tres volúmenes en colaboración con Felipe Ehrenberg y Lourdes Hernández, publicados por las editoriales Quinqué y Cal y Arena.
EL TRIUNFO DEL ULTIMO LUGAR
De estilo mordaz, sarcástico y malhumorada acidez, Jaime López es el único ejemplar que se ufana de haber obtenido el último lugar en el Festival OTI, con lucidoras y bellas calificaciones de cero absoluto.
Eso fue cuando se presentó con el tema Blue Demos blues, una canción dedicada al casi mítico luchador mexicano Alejandro Muñoz, conocido como Blue Demon (1922-2000), a quien, por cierto, negaron esa noche la entrada al recinto. Las virulentas alusiones a Cantinflas y a Lucha Villa en la letra cayeron al jurado como cucharada en ayunas de aceite de ricino ("no hay peor lucha que la Lucha Villa..."), de modo que las mínimas calificaciones no se hicieron esperar, como caso inédito en el tan pomposo como absurdo festivalote.
Para Jaime, aquello equivalió a un invaluable reconocimiento, sobre todo porque el mismísimo Blue Demon (1922-2000) le buscó para agradecerle personalmente semejante distinción.
Jaime López es toda una leyenda en la música nacional.
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