viernes, 5 de diciembre de 2008

Los jarochos conquistan el DF


Había llegado las noche, las 20 horas del 2 de julio – no el de Fox- sino el de Los poetas veracruzanos en las tierras de Tenochtitlan. En el meritito centro del DF se alistaban las voces, los textos y las canciones. Yamir Castilla, Óscar Sobal, Estrella del Valle, Leticia Luna e Isolda Dosamantes se reunían para entregarse en cuerpo y letra para los asistentes de los miércoles itinerantes de poesía en Doncelles 66. Aníbal Fíly advertía que la noche sería para curarse, porque desde las pruebas de sonido dejaba ver los torrentes sanguíneos del dolor y la alegría a través de su guitarra.

No todo en Veracruz es rojo, hay mucho de qué hablar y de qué escribir. Óscar Sobal en su lectura dio una clara muestra del por qué es el Premio Nacional de Poesía "Ramón Iván Suárez Caamal"; sus versos residen en su dimensión social, la soledad vista desde el autoexilio idílico, porque su poesía es la recuperación mítica del territorio perdido.

Estrella del Valle (Córdoba, Ver) tiene un lugar bien ganado entre los poetas contemporáneos puesto que en 1998 ganó el Premio de Poesía Memoración a García Lorca, organizado por la SOGEM y el XXVI Festival Internacional Cervantino; en 2000 obtuvo el Premio Nacional de Poesía Efraín Huerta del Estado de Guanajuato y el Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde de la Universidad de Zacatecas.

La prensa y el público tan puntual como respetuoso, sabía que entre esas voces habría una magía de nostalgia por lo perdido y un reencuentro con las imágenes cotidianas y así lo dejó ver el Maestro Yamir Castilla Castañeda, autor de “poemas a nadie” quien descubre la conciencia del sueño, el poder de las imágenes y el destino que la intocable esencia le da a los versos para que cada instante, cada lectura, sean un sello de la propia vida. Sus textos destacan que la esperanza poética está cada vez más lejos del corazón del hombre en donde las palabras fluyen e influyen con el coraje de la sobrevivencia.

Leticia Luna con su poesía tan carnal y erótica, arrancó de los asistentes miradas y huídas, traslados y reflejos en cada verso que dejaba caer sobre el recinto de los poetas. Con toda la calma y la sencillez de sus poemas, Leticia demostró una vez más su talento que la ha colocado como una de las mejores poetas de México y que ha puesto en alto el nombre su país en el extranjero.

Isolda Dosamantes escritora por vocación, autora de “Altura Lustral” (2001) con el cual obtuvo mención de honor en el Premio Interamericano de Poesía Navachiste 1999 y “Utopías de Olvido” (1997) fue quien inició las rondas de lectura en versodestierro ante los críticos y escritores de la capital, quienes también se dieron cita para escuchar a estos poetas quienes dejaron el alma en esa noche, para después recuperarla en los caminos que los llevaban de regreso.

Para cerrar la noche, Aníbal Fíly dejó un par de canciones más y como de costumbre también se echó “la otra” para finalizar con la lectura de poemas que más que una exposición a la crítica fue un deleite a los recuerdos y a los olvidos.

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